Cleopatra VII
Nacida alrededor del año 69 a.C., Cleopatra VII fue parte de la dinastía macedonia que reinó Egipto hasta finales del siglo IV a.C. Durante su reinado, forjó alianzas políticas y se involucró románticamente con los líderes militares romanos Julio César y Marco Antonio, hasta su muerte en el 30 a.C. Una de las gobernantes más famosos de la antigüedad, la vida de Cleopatra inspiró la obra de William Shakespeare Antonio y Cleopatra y numerosas dramatizaciones cinematográficas, la más famosa de las cuales fue una película de 1963 protagonizada por Elizabeth Taylor.
En el año 51 a.C., Ptolomeo XII murió, dejando el trono a una joven Cleopatra de 18 años y a su hermano, Ptolomeo XIII de apenas 10 años de edad. Durante los años siguientes, Egipto luchó para hacer frente a una gran serie de problemas, desde una economía insalubre hasta inundaciones y hambrunas. Poco después de que que su hermano asumiera el poder, surgieron complicaciones entre Cleopatra y Ptolomeo XIII.
Eventualmente Cleopatra decidió huir a Siria, con el propósito de reunir un gran ejército para derrotar a su rival y hermano con el fin de declarar el trono para sí misma. En el año 48 a.C., ella volvió a Egipto con su fuerza militar y enfrentó a su hermano en la batalla de Peluso.
Por esta misma época, la guerra civil de la República Romana estalló entre los líderes militares Julio César y Pompeyo, batalla que ya estaba consumiendo a Roma. Pompeyo finalmente se refugió en Egipto, pero, por orden de Ptolomeo, fue asesinado.
Tras la huida de Pompeyo, César llevó a cabo su persecución. Una vez llegado a Egipto, finalmente se reunió y se enamoró de la bella Cleopatra. Con la ayuda del emperador romano, Cleopatra había logrado un ejército suficientemente grande como para destronar a su hermano y solidificar su postura como única gobernante de Egipto. Tras la derrota de Ptolomeo en la Batalla del Nilo, Julio otorgó el poder a Cleopatra. Cleopatra finalmente siguió César de vuelta a Roma, pero regresó a Egipto en el 44 a.C., después de su asesinato.
Al rededor del año 41 a.C., Marco Antonio, que formaba parte del Segundo Triunvirato que gobernó Roma tras el asesinato de César, mandó llamar a Cleopatra para que respondiera a las preguntas sobre su lealtad al líder caído del imperio. Cleopatra accedió a su petición e hizo una entrada lujosa en la ciudad de Tarso, Sicilia. Cautivado por su belleza y personalidad, Antonio se sumergió en un romance con Cleopatra.
Antonio, que presidió las áreas orientales de Roma, vio en Cleopatra la oportunidad de apoyo financiero y militar para asegurar su propio gobierno sobre el imperio. Cleopatra tenía sus propias motivaciones, pues, a cambio de su ayuda, buscó el retorno del imperio oriental de Egipto, que incluía grandes áreas de las actuales Líbano y Siria.
En el año 34 a.C., Marco Antonio regresó con Cleopatra a Alejandría con el propósito de llevar un estilo triunfante. Las multitudes acudieron en masa para ver a la pareja sentada en tronos dorados que se elevaban sobre plataformas de plata. A su lado estaban sentados sus hijos.
Antonio se enfrentó a su rival declarando a Cesarión como el verdadero hijo y heredero legal de César, en lugar de Octavio, a quien el venerado líder romano había adoptado. Octavio se defendió, declarando que se había apoderado de la voluntad de Antonio, y le dijo al pueblo romano que Antonio había entregado las posesiones romanas a Cleopatra y estaba planeando hacer de Alejandría la capital romana. En el 31 a.C., Cleopatra y Antonio combinaron sus ejércitos para tratar de derrotar a Octavio en una violenta batalla naval en Actium, frente a la costa oeste de Grecia. El choque, sin embargo, resultó ser una derrota costosa para los egipcios, obligando a Antonio y Cleopatra a huir a Egipto.
Después de sufrir una aplastante derrota a manos de su rival romano Octavio, Marco Antonio, creyendo que Cleopatra estaba muerta, se suicidó. Cleopatra siguió también suicidándose, supuestamente por la mordedura de un áspid, aunque se desconoce la verdad. Murió el 12 de agosto del 30 a.C., Cleopatra fue enterrada junto a Antonio en un todavía hoy desconocido. Después de la muerte de Cleopatra, Egipto se convirtió en una territorio más del Imperio Romano.
En los siglos transcurridos desde su reinado, la vida de Cleopatra ha cautivado a historiadores, narradores y al público en general. Su historia resuena por lo que ella representaba en una sociedad tan dominada por los hombres; en una época en la que Egipto se vio envuelto en batallas internas y externas, Cleopatra mantuvo unido al país y demostró ser un líder tan poderoso como cualquiera de sus homólogos masculinos.