Reinas, esclavas y faraonas

Hatshepsut, la faraona con barba

Si pensamos en los faraones del Antiguo Egipto, las primeras cosas que se nos vienen a la mente es la característica larga y delgada barba. Existe una gran polémica y una muy interesante historia sobre Hatshepsut, la faraona con barba.

Hatshepsut, la reina-faraona borrada de la historia por ser mujer.

Desde temprana edad, Hatshepsut mostró un carácter y personalidad propios de una digna sucesora, es por ello que su padre siempre procuro que su hija estuviera al día de todas las noticias en la corte, y tras su muerte, fue nombrada heredera (siendo ella la sucesora al trono).  A pesar de la voluntad de su padre, hubo un complot entre el chatysegundo al mando«) y el arquitecto real, viéndose obligada a casarse con su hermanastro, Tutmosis II. Este no tardó mucho en morir, sin embargo, durante la crianza de su hijo, Hatshepsut fue nombrada regente de Tutmosis III. 

Un gran cambió se aproximó cuando ella misma, con el apoyo de chaty y los arquitectos reales de palacio, se autoproclamó faraona de las Dos Tierras y primogénita de Amón, con la aprobación de los sacerdotes. Su hijo, Tutmosis, tampoco se opuso al reinado de su madre. Cambió su nombre y adoptó todos los atributos propios de un faraón, como su característica e indispensable barba postiza. Este vello facial (a menudo falso)  para un faraón era indispensable, pues ellos se representaban con la misma barba que Osiris, tratando de identificarse con él, para así encontrarse después de su muerte. 

Su reinado se conmemora como uno (sino el que más) de los periodos más prósperos de toda la historia, llevando a cabo grandes acciones como la expedición al País de Punt, la construcción del templo de Deir el-Bahari…

El templo de Hatshepsut, Egipto.

No obstante, tras su muerte en el año 1458 a.C., Tutmosis heredó el trono y desde el rencor y la ira se hizo cargo de que se eliminara toda la huella de su tía y madre;  los monumentos de Hatshepsut fueron atacados, sus estatuas atacadas y destrozadas y su imagen y títulos desfigurados  Incluso las dinastías posteriores trataron de olvidarla por completo, incluso borrando su nombre de la lista de reyes.

«Su imagen no pudo borrarse porque incluso con la autoridad, la barba y el esmalte, era una gran política. No se puede reprimir a una buena mujer»

Meredith Small, antropóloga de la Universidad de Cornell